Me senté a esperar
lo que nunca llegaría,
jamás me amaría,
sus palabras mataron
lentamente la ilusión
y entonces entendí.
Quizás que mi corazón
ya se hubiera suicidado,
quizás ya nada importaría
¿por qué diablos me dejé llevar?.
Duele el alma como nunca,
¡qué estupidez la mía!,
mi intuición me lo decía
pero mi amor por ti moría.
Soledad o muerte,
lágrimas de sangre,
depresión y ansiedad,
suicidio de la ilusión
y quizás jamás amará.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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