Parecía que no teníamos vida
en medio de la noche llena de melancolía,
es que era la soledad compañía
cada uno en sus días.
sí, vida mía, ya te soñaba,
éramos estrellas
naufragantes de amaneceres.
Día y noche estabas presente,
eres mi cielo y mi ancla,
en la tierra,
sin sueños ocultos sólo tú.
Entre noches me pierdo
en esa mirada
profunda oda al café.
Y probar la miel de tus labios
parecía infinito desierto,
pero aunque fue un instante,
un solo beso,…
morí ahí en ellos.
Porque pude tocarte,
pude abrazarte,
pude sentirte
y escuchar el latido.
Mgabriel Portilla
MÉXICO
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