“En la mesa y en el juego se conoce al
caballero”. Así, se puede practicar la cortesía en las comidas
familiares. No soy raro si uso en la mesa las palabras mágicas “por
favor”, “por fa” o “plis” en su versión anglo-hispana
más juvenil; cuando me preocupo de que los otros tengan agua y pan; si paso la
sal antes de que me la pidan o si espero a que otros se sirvan para comenzar. ¡Qué
hermoso regalo nos dejó el Maestro en aquellas palabras!: “el que quiera ser grande entre ustedes sea su
servidor. El Hijo del hombre no ha venido a ser servido sino a servir” (cf. Mc 10,43-45).
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué otras expresiones y gestos de cortesía conoces?. ¿Cómo practicarla en una guagua, cuando caminamos por una acera y nos cruzamos con alguien, cuando estamos en una cola y una persona anciana tiene dificultades incluso para mantenerse de pie, etc...?.
- ¿Te consideras una persona cortés?, ¿practicas esa cualidad todos los días?, ¿cómo lo haces?.
- ¿Para qué la cortesía?, ¿qué efectos positivos esperas encontrar y desarrollar con ella?. ¿Qué le dirías a una persona en la que la cortesía brilla por su ausencia? o... ¿qué harías para que empiece a valorar más esta virtud?.
- ¿Qué vas a hacer hoy para ser un poco más cortés que ayer, sentirte mejor con esa actitud y hacer que los demás también se animen a vivirla?.
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