Ella era de esas personas
a quien le venía
mal la vida,
que sólo vivía entre la basura,
entre el
mundo,
que cree de pesadillas.
El piensa que el problema
somos nosotros
mismos:
nuestras corazas,
nuestros miedos,
desconfianzas,...
Ella guarda el rencor de un mundo
de soledad, mirando atrás de un roto,
se hace llamar aparentando divagar,
susurrando en maldad,
jamás encontrar
felicidad.
El sugiere si cada persona abriera su corazón
y se mostrara en toda su humanidad
nos daríamos cuenta cuán parecidos somos
y cuánto amor necesitamos
tanto recibir como
poder expresar.
para salvar los corazones rotos
como reclaman
ya,
un mundo para soñar y creer
que existe la felicidad.
MGabriel Portilla México
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