Hoy hablamos de la "conciencia", esa voz interior que nos dice, susurra, a veces grita,... y de una manera u otra nos orienta en el camino de la vida a la hora de optar por unas decisiones u otras al pensar, hablar o actuar.
¿Es la "conciencia" igual en todas las personas?.
Pues no, no es igual. Las hay a quienes todo les parece lo mismo y da igual una mirada despectiva que un asesinato: para estas personas nada de eso tiene importancia alguna. En este grupo de persona sabundan expresiones tales como:
- "Cada palo que aguante su vela; cada cual que se apañe, ya tengo bastante con lo mío". "No sé porqué te ofendes ¿porque te llamé hijo dep... te ofendes?; si te molesta es tu problema". "Total, sólo la empujé y luego cayó a la carretera, luego se levantó y salió de ella, no pasó nada". ...
Su conciencia es tan laxa que no le conceden ningún valor moral a sus propios actos -si son los demás los que los hacen y ellos son los afectados... entonces sí se quejan y no poco.
Otros, sin embargo, sufren una conciencia excesivamente rígida la cual encorseta todos sus pensamientos, palabras y obras de tal manera que "todo les parece mal" y suelen guadar en su interior abundantes recuerdos negativos que, encima, son recurrentes: los recuerdan con frecuencia y les hacen sentir cada vez peor. Expresiones o pensamientos suyos son:
- "Me siento fatal: me crucé con... cuando iba por la calle y ni le saludé; me di cuanta que era él cuando ya había pasado unos metros, ¡qué mala persona soy!". "Aún me acuerdo del día en que le robé a un señor que vendía postales en su kiosko; el kiosko cerró hace más de 20 años y yo nunca se la devolví ni le fui a pagar. Ahora querría hacerlo pero... ya no sé cómo reparar el daño. ¡Nunca debí haber hecho aquello!, he quedado como un ladrón, soy un mierda". ...
¿Qué podemos hacer?.
Formar la conciencia. Formarla, educarla adecuadamente para evitar esos dos extremos y pueda orientarnos mejor en nuestra vida. Para ello tenemos algunos medios:
- Si somos cristianos, hagamos lectura meditada de los Evangelios, acercándonos a la referencia que es Jesús de Nazaret, sus palabras, hechos y actitudes son nuestra mejor referencia. Si no lo somos pero igualmente nos interesa el ejemplo de Jesucristo podemos igualmente fijarnos en él.
- Otras fuentes pueden ser las normativas, leyes, Declaración Universal de los Derechos Humanos, etc... documentos que nos aportarán con toda seguridad criterios éticos que nos porporcionarán muchas y buenas referencias.
- El ejemplo de familiares, amigos, personas que van pasando por la vida haciendo bien a los demás.
- La reflexión personal nuestra a partir de las propias experiencias, las otras referencias que hemos mencionado hasta ahora y nuestra decisión de llevar a la práctica nuestras conclusiones.
- Contrastemos nuestras conclusiones con los demás, especialmente con aquellas personas que sabemos buscan lo mismo que nosotros: conducirnos con sabiduría, practicar una buena convivencia y armonía con nosotros mismos y todo nuestro entorno natural y social.
Ni la estricta observancia ni la laxitud son la mejor guía, y menos cuando sólo buscamos el cumplimiento exacto de la letra. Lo importante en todo es el espíritu, nuestra intención, voluntad y amor que ponemos en el presente pues ello será lo que nos conducirá a esa conciencia que deseamos nos conduzca sin accidentes innecesarios (ya los tenemos sin quererlos).
Santi Catalán
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- Si tuvieras que definir tu conciencia ¿cómo la describirías?. ¿Es excesivamente estricta o demasiado laxa?.
- ¿Cómo has ido formando tu conciencia hasta la actualidad?. ¿En qué crees que está bien formada y en qué crees que necesitas reeducarla para que trabaje más a tu favor, la armonía contigo mismo/a y tu entorno socioambiental?.
- ¿Qué medios de los mencionados en el artículo crees que son los mejores para formar la conciencia?, ¿qué otros añadirías?.
- ¿Qué vas a hacer hoy para ser más fiel a tu conciencia o bien trabajar para formarla mejor?.
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