domingo, 8 de noviembre de 2015

La plantita

Érase una vez un hombre que siempre andaba quejándose de los miembros de su familia. Uno de esos días estaba en casa de sus padres los cuales escucharon con atención toda su retahila de quejas:
- "Mi mujer parece que no sabe ni cocinar; ya... en lugar de ir a casa al mediodía prefiero irme al bar que está cerca del trabajo; total... para lo que hablamos ella y yo..., cada vez la noto más rara".
"De las dos hijas que tenemos... una es pésima estudiante, no para de suspender y en lugar de mejorar va a peor; ya no sé ni qué hacer. Ella se queja de que estoy poco tiempo en casa pero... ¿qué quiere?, ¿que deje de ir a trabajar?".
"La otra, como ya es mayor de edad parece que tiene la casa como una pensión barata: duerme, se levanta temprano, se va a las clases de la universidad; cuando vuelve de las clases, come, se mete en su habitación,... y los fines de semana se los pasa con su novio más que en casa".
"¡Qué desastre de familia me ha tocado!".
Sus padres le escucharon pacientemente, una vez más; se miraron el uno al otro y esta vez su anciana madre le contestó:
- "Hijo, ¿qué podemos decirte que no sepas ya?. Mira, como no es la primera vez que nos cuentas esas cosas... tu padre y yo hemos pensado hacerte un regalo". El padre había salido al jardín en cuanto su esposa se puso a hablar.
- "¿Un regalo, mamá?. Les cuento lo mal que me va y ¿ustedes me van a hacer un regalo?".
- "Sí hijo, un regalo", dijo el padre mientras entraba y se situaba enfrente de su hijo entregándole una planta en su maceta.
- "Y... ¿qué hago yo con esta planta?". Dijo el hijo.
- "Muy sencillo: cuídala, riégala cuando lo necesite, dale la luz que precise, pódala cuando creas conveniente,...".
La planta era realmente hermosa: se notaba que la habían cuidado con mucho mimo.
El hombre se llevó su macetita a casa y con mucho entusiasmo la mostró a su familia y durante algunas semanas se esmeró mucho en su cuidado pero... después... fue decayendo y acabó siendo su esposa quien tuvo que responsabilizarse de ella cuando vio que estaba ya tan descuidada que ya estaba más muerta que viva. Al poco tiempo... como la planta había muerto el hijo devolvió a sus padres el tiesto que la había contenido.
Cuando el hijo contó lo sucedido su padres le contestaron:
- "Así como hiciste con la planta, así estás haciendo con tu familia. Estás esperando que dé frutos maravillosos pero ¿cómo la cuidas?, ¿qué estás haciendo para que haya en ella todo lo que te gustaría encontrar?. ¿A qué esperas para que tu esposa, tú y vuestras hijas seais todos una familia como a ti tanto te gustaría?, ¿va a ser como con la plantita de la que ya sólo quedó el tiesto que nos devolviste?".
El hijo quedó pensando en estas cuestiones mientras iba de regreso a su casa.
Cuentan que ya no lleva tanto dinero a casa como antes: solicitó reducción de jornada laboral; que se les ve salir juntos los cuatro para hacer las compras o sencillamente para ir al cine,... y ahora hay una plantita en cada ventana de aquella casa a cual más hermosa y cada vez más viva. Cuentan que en aquella casa ya no se oyen portazos ni discusiones acaloradas,... tan sólo risas.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:

  • ¿Qué problemas tenía este hombre en su familia?. ¿Cuáles vemos que eran o podían ser las causas?.
  • ¿Qué crees que pretendían sus padres entregándole aquella plantita?. ¿Cómo descubrió él lo que tenía que hacer para revitalizar su familia y hacerle recobrar toda su vida?.
  • ¿Es tu familia o el grupo de personas con las cuales convives como una plantita "mal cuidada"?. ¿Qué crees que necesita de ti?.
  • ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para poder contribuir a que tu familia sea cada vez más el espacio que tanto deseas que sea?.

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