domingo, 4 de diciembre de 2011

El cervatillo

Un señor muy creyente sentía que estaba cerca de recibir una luz que le iluminaría el camino que debía seguir. Todas las noches le pedía a Dios que le enviara una señal sobre "cómo tenía que vivir el resto de su vida".
Así anduvo por la vida durante unas semanas en un estado semi-místico, buscando recibir una señal divina.

Hasta que un día, paseando por  un bosque, vio a un cervatillo caído, tumbado, herido,... tenía una pata que parecía estar rota. Se quedó mirándolo y de repente vio aparecer a un puma. La situación lo dejó congelado; estaba a punto de ver cómo el puma, aprovechándose de las circunstancias, se comía al cervatillo en unos pocos bocados.
Observaba temeroso ya no sólo por la vida del cervatillo sino por su propia vida: quizás el puma le atacara a él después de comerse al cervatillo, pero,  para su sorpresa, el puma en lugar de comerse al cervatillo se puso a lamerle las heridas. Después se fue y volvió con unas pocas ramas humedecidas y se las acercó al cervatillo para que éste pudiera lamer las gotas diminutas de agua fresca de sus hojas; volvió a irse y esta vez regresó con un poco de hierba húmeda que puso a disposición del cervatillo para que la  comiera.
Increíble.
Al día siguiente volvió al lugar y observó lo mismo que el anterior y así durante unos cuantos días más hasta que el cervatillo recuperó la salud y pudo seguir su vida.
El hombre se dijo:
- "Ésta es la señal que yo estaba buscando, es muy clara. Dios se ocupa de proveerte de todo lo que necesites; lo único que hay que hacer es no ser ansioso y desesperado corriendo detrás de las cosas".
Así que agarró su atadito, se puso en la puerta de su casa y se quedó allí esperando que alguien le trajera de comer y de beber.
Pasaron las horas, incluso algunos días,... pero nadie le dio  nada. Los que pasaban lo miraban y él ponía cara de pobrecito imitando al cervatillo herido,... pero no le daban nada. Hasta que un día pasó un señor muy sabio que había en el pueblo junto a él y al preguntarle por aquella actitud de estar sencillamente sentado y entristecido sin hacer nada, le contestó:
- "Dios me engañó, me mandó una señal equivocada para hacerme creer que las cosas eran de una manera y... eran de otra. ¿Por qué me hizo esto?. Yo soy un hombre creyente...".
Y le contó lo que había visto en el bosque.
El sabio le escuchó pacientemente y luego dijo:
- "Quiero que sepas algo. Yo también soy un hombre muy creyente. Dios no manda señales en vano. Dios te mandó esa señal para que aprendieras".
Nuestro hombre le preguntó:
- "¿Por qué, pues, me abandonó?".
Repuso el  hombre sabio:
- "Dios no te abandonó y bien que te escuchó. Pero... ¿qué hiciste tú?, ¿qué haces que eres un puma fuerte y listo para luchar, comparándote con el cervatillo?. Tu lugar es buscar algún cervatillo a quien ayudar,  encontrar a alguien que no pueda valerse por sí mismo y hacer con esa persona lo que te gustaría que hicieran contigo".

Cuestiones para la reflexión y el diálogo:
Esta historia nos quiere hacer pensar en nuestra actitud global ante la vida. ¿Realmente somos tan poca cosa o tan inútiles que nada podamos hacer por nosotros mismos?; para nada somos eso. ¿Nos ha ido mal hasta ahora en todo?, pudiera ser,  pero... ¿significa eso que hayamos dejado de ser nosotros mismos y que no haya en nosotros capacidad de reacción?; para nada.
Otra cuestión es "lo que decidamos hacer a partir de ahí"; ¿qué queremos hacer con nuestra vida?.
  • ¿Con qué personaje de esta historia nos identificamos y por qué?.
  • ¿Qué se supone que puede ocurrirnos si adoptamos la postura del que cree que nada puede hacer por sí mismo?, ¿a qué extremos podríamos llegar?.
  • Y si adoptamos la actitud del que se hace cargo de sí mismo tal como está y es y se propone insistentemente en superar esa situación, ¿qué consecuencias traerá esa actitud?.
  • ¿A quién queremos parecernos realmente?, ¿por qué?.
  • ¿Qué quiero hacer con mi vida?, ¿resignarme a la fatalidad...o echarle coraje a lo que realmente quiero para mí y para quienes dependan de mis decisiones?.
  • ¿Cómo empezar a dar señales de cambio?.