Hace más de
treinta años que guardo, en mi "cajita de tesoros", la postal que una
preciosa joven me envió, después de un campamento de verano. Jamás la volví a
ver, pero su presencia aún me acompaña.
En aquellos
tiempos había jóvenes y adolescentes muy lindas, igual que ahora, los tiempos
no han cambiado tanto. Pero aún se escribían cartas y postales a mano. Nunca
tiré aquella postal porque algún hilo mágico la ancló a mi interior. La última
vez que la encontré revisando mi "cajita" me di cuenta de que voy
camino de conseguir lo que aquella joven me escribió.
"Derrama
flores por dondequiera que vayas, porque ya no volverás a pasar por el mismo
sitio", dice aquella añeja postal. Es ciertamente un lema atemporal porque
la verdad y la belleza no caducan. Pero es un mensaje que, en nuestra
actualidad, recobra urgencia y sentido.
"Derrama
flores". No derrames odio, ni amargura, ni rencor, ni prisas desmesuradas,
ni prepotencias, ni malos modos. No derrames gritos, no ejerzas abuso de poder,
ni siembres culpabilidad, juicio o condena, que dejen sin aliento al que nunca
reclamó tan cruel sinceridad.
No siembres
maltrato al mundo, ni a sus habitantes, sea cual sea su raza o condición. Ni
abuses de los recursos naturales, ni arrimes el hombro a las causas de muerte.
Nunca abuses del pobre, ni le mengües lo poco que le queda. No maltrates de
palabra ni de obra.
"Derrama
flores" siempre, siempre. Siembra y regala flores a tu paso. Derrama actos
de bondad sobre este mundo herido, regala la bondadosa obra de tus manos,
colorea con tu mejor hacer, ejerce todas tus capacidades para que nada se
pierda.
Di una
palabra de aliento al que necesita consuelo, también al que necesita estímulo y
comprensión. Y si necesita más de una palabra, regálale un discurso completo.
Dale tu tiempo y atención. Y regala tu suave presencia al que no pide, ni
necesita, palabras ni discursos. Bríndale tu gesto de cercanía y mírale con los
ojos del corazón. Permanece firme con el que tiene que enfrentarse a la
prepotencia de la injustica, uno más uno suman mucho más que dos.
El bien
tiene mil formas y colores. Hay que ponerlos todos en práctica para que no se
diluyan. En este mundo nuestro pronto habrá que reinventar nuevos quehaceres
para suplir los que se pierden. Nombrar a la mayor urgencia "cuidadores de
palabras" para que no caigan en extinción las más valiosas. He aquí
algunas que ya son verdaderas flores exóticas: ternura, compasión,
misericordia, esperanza, cordialidad, humildad, bondad, sabiduría, paciencia,
sosiego, responsabilidad, respeto, alegría, bien común... ¡Es imprescindible
mantenerlas en uso!
"Derrama
flores", siembra lo que eres y lo que tienes para que fructifique y se
propague. Y hazlo "por dondequiera que vayas". No solo en tu casa y
con los tuyos, no solo con los que son de tu cuerda y están a tu favor.
Llena los
caminos de tu vida de colores que perduren. En la cola del autobús, en el
supermercado o en la puerta del colegio. Con los que te dan información o te la
piden, con los que necesitan de tu buen hacer profesional. En el trabajo en el
que desgranas tantas horas, en la Residencia de la mamá anciana, con ella y con
sus compañeros de rosario o dominó. Pon tu mejor ser y hacer en todo lo que
tocas para que tus pasos no pisen ni hieran al caminante, sino que planchen
caminos.
Hay bien
pocos momentos extraordinarios en una vida. Algunos nacimientos, algunas
muertes, el inicio o la culminación de un proyecto profesional, alguna
enfermedad superada… Apenas unos días en la vida de una persona que se
enfrentará normalmente a miles de horas de rutina. Por eso es imprescindible
entender a fondo el extraordinario milagro que es la cotidianidad. Vivir
"vivo" es un milagro y lo es en cada momento de nuestra vida. Es necesario
educar el corazón y los sentidos para no convertir lo cotidiano en anodino.
"Porque
no volverás a pasar por el mismo sitio", como la corriente del huidizo
río. ¡Lo sabemos! Cada momento es único e irrepetible. Cada instante vivido con
una persona es señero y original. Mañana tendremos otros, también nuevos, nunca
iguales. Hay que velar para que los instantes no se vayan vacíos. No podemos
permitirnos bostezar a la vida, ni vegetar con encefalograma plano, por muchas
guindillas con que queramos engañar al cuerpo.
La vida nos
da cada día una nueva oportunidad de pasar el examen, e incluso nos permite
utilizar "chuletas" para superarlo. Pero pasamos demasiado tiempo
adormilados, distraídos, auto agredidos, perdidos, casi muertos, como
artificiales autómatas. Es importantísimo aprender pronto a vivir de verdad
porque nuestro tiempo es muy corto. Los humanos vivimos cargados con el
"virus del reloj" que nos va matando imperceptiblemente. ¡Cómo nos
duele -cuando nos damos cuenta- lo que dejamos a medio hacer, lo que no
sembramos o no recogimos!
Hay
momentos que jamás deberían pasarse de puntillas. El irrepetible tiempo del
noviazgo, la educación de los hijos, el descubrimiento y progreso interior, la
ancianidad de los padres con fecha cierta de caducidad, las enfermedades y los
momentos de hospital. No se pueden dejar al viento el don de los amigos, las
relaciones que te reavivan o confortan, las sorpresas inesperadas del recodo
del camino... Todo eso conforma el álbum de fotos de nuestro corazón.
Por eso hay
que vivirlos bien conscientes, asentados en nuestra roca interior, exprimiendo
las enseñanzas que enriquecen nuestra experiencia. No podemos pasar como un
tren, arrastrados y sin dejar huellas exteriores ni interiores. Hay que
aprender a caminar la vida y beberla como el mejor de los vinos.
"Derrama
flores por dondequiera que vayas, porque ya no volverás a pasar por el mismo
sitio", dice la postal que me regaló aquella joven. Es curioso cómo, poco
a poco, esa frase se ha ido convirtiendo en uno de los ejes de mi vida. Sin
saberlo, aquella mujer casi niña me sigue regalando flores porque su mensaje
-bien regado- creció en mi corazón. ¡Ojalá que ella, tú y yo, sigamos sembrando
nuestro entorno de colores!.
Rosa Mª Martínez del Agua
- ¿Qué significado tiene para ti la frase "Derrama flores por dondequiera que vayas, porque ya no volverás a pasar por el mismo sitio"?.
- ¿Qué significados tiene para la autora de este artículo?, ¿qué podemos aprender de su reflexión?.
- ¿Cómo sería tu relación con tu entorno si adoptaras en todo unas actitudes más positivas que las que hasta ahora has adoptado?, ¿en qué consistirían esas actitudes positivas?.
- ¿A qué te comprometes hoy para hacer crecer en ti la positividad?, ¿qué vas a hacer en concreto?.
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