viernes, 23 de octubre de 2015

Náufrago

Cuentan de un hombre que tras naufragar el barco en el cual viajaba tuvo la suerte de llegar a nado hasta una isla.
Ya en tierra firme inspeccionó los alrededores por si hubiera algo que indicara que aquello estuviera habitado por otras personas. Nada halló que lo indicara.
Como atardecía buscó algún lugar en el que descansar y que estuviera mínimamente protegido; eligió un recoveco entre unas rocas.
A la mañana siguiente se despertó con hambre y viendo que lo único que podía llevarse a la boca era algún pez que pillara en los rompientes del mar en la línea de costa pensó:
- "He de explorar mejor este terreno y ver si esto es una isla pequeña, grande o quizás es un continente".
Así lo pensó y así hizo. Se subió a una montaña que tenía cerca y desde lo alto... comprobó que aquello era sólo una isla y además de escasas dimensiones.
La recorrió en un par de días y sólo halló algunos cocoteros, insectos, pajarillos y muchas charcas que el mar formaba sobre la costa que quedaban cerradas una vez que la marea bajaba. Su suerte fue que en esas charcas solían quedarse atrapados algunos peces que durante semanas fueron su único sustento.
Su recoveco, donde pasaba las noches, empezó a ser incómodo y buscó fabricarse una choza en la que protegerse también de la lluvia y fuera más eficaz para el viento frío de la noche. Aunque ya había practicado con éxito la forma de hacer fuego... sus fogatas apenas aliviaban unos minutos.
Cuando ya la tuvo terminada comprobó que había sido un buen trabajo y cumplía plenamente sus espectativas hasta que cierto día... un día algo ventoso, cuando trataba de asar el pescado que había capturado, una brizna encendida se separó de la fogata y fue a caer a la techumbre de hojas de palmar seca de su cabaña y ésta en poco rato se vio envuelta en llamas sin que él pudiera hacer nada por apagar dicho incendio.
De su cabaña sólo quedaron sus cenidas y la nube de humo que se elevaba hacia las nubes.
Desconsolado gritaba a Dios haciéndole responsable de su gran desgracia por todo lo que le había pasado y por la salud que ya notaba debilitarse a medida que pasaban los días; entre llantos, sollozos y el cansancio se quedó dormido en el recoveco de semanas pasadas al que fue a refugiarse al acabar el día.
Al amanecer del día siguiente se despertó sobresaltado por unos hombres que habían desembarcado en la isla y lograron localizarle en aquel lugar.
Cuando él les preguntó:
- "¿Cómo sabían que yo estaba aquí, cómo han podido encontrarme?". Ellos repusieron:
- "Ayer un barco mercante divisó a lo lejos una humareda que se elevaba hacia el cielo y mandó señal de la incidencia. Recibimos notificación para explorar el origen de dicha humareda,... y aquí estamos".
Es fácil enojarse cuando las cosas van mal, pero no debemos perder el control, porque nada carece de sentido. Recuerda la próxima vez que tu pequeña choza se queme.... puede ser simplemente una señal de humo.
Cuando parece que Dios te está quitando algo a lo que te estás agarrando en realidad sólo te está preparando para entregarte algo muchísimo mejor.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué hechos de los que vivió este náufrago catalogó como debidos a la buena suerte o gracias a su ingenio y esfuerzo?.
  • ¿Qué otros él catalogó como de mala suerte?. ¿Cuál de todos ellos fue el que le salvó la vida?.
  • ¿Qué hechos hay en tu vida a los que en su momento identificaste como negativos pero luiego te sirvieron para mejorar y emprender una vida mejor?. Pon algunos ejemplos.
  • ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy de manera que puedas superar la frustración ante situaciones que aparentemente sólo te están llevando a sentirte muy mal?, ¿qué vas a hacer para darles la vuelta y aprovecharlas para tu beneficio?.

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