Nietzsche afirmaba que "los pensamientos
vienen cuando ellos quieren, y no cuando nosotros desearíamos". (Otra cuestión es la decisión consciente de cada uno de "ponernos a pensar en aquello que queramos", pero a lo que Nietzsche se refiere es a esos pensamientos que aparecen en la mente de manera espontánea o bien a partir de una imagen, un sonido,... que nos recuerda vivencias, sentimientos,...).
Del mismo modo, tus emociones tampoco
aparecen o desaparecen cuando tú lo decides. Pero, ¿es posible tener algún
control sobre las emociones o debes resignarte a que dominen tus actos?.
¿Alguna vez te has preguntado por qué alguien es capaz de hablar en público sin aparentar nervios mientras que otra
persona se viene abajo?. ¿Por qué hay gente que en una discusión sucumbe a la
ira mientras otros mantienen la calma?.
¿Cómo controlar las emociones?.
Si bien tiene sentido que te sientas
triste cuando te dan malas noticias, eso no significa que tu única opción sea
quedarte llorando en un rincón (esa actitud probablemente te mantenga afligido
durante más tiempo). Reconocer que estás triste a la vez que te fuerzas a ti
mismo a hacer algo productivo te ayudará a sentirte mejor antes.
¿Decides tú cómo controlar las emociones?.
Hay muchas teorías al respecto. Algunos
psicólogos creen que tenemos el control total sobre nuestras emociones y otros
creen que no existe ninguna posibilidad de controlarlas.
Sin embargo hay investigaciones que
concluyen que la forma en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma
como las vives. La forma en que reacciones frente una emoción en concreto
condicionará cómo actúa sobre ti.
El orador que sufre frente la idea de
hablar en público lo hace porque interpreta sus nervios como algo negativo,
como una señal que le está enviado su cuerpo para que salga corriendo de allí.
Por otro lado, alguien que interprete esos
mismos nervios como excitación y ganas de hacerlo bien probablemente tenga más
éxito en su conferencia.
La moraleja es que tu cuerpo te
proporciona la energía para hacer algo, pero cómo usar esa energía lo decides
tú. Hay gente que paga dinero y hace horas de cola para subirse a una montaña
rusa, mientras que otros no se subirían ni en sueños. Ambos sienten los mismos
nervios, pero los interpretan de forma diferente: diversión frente terror.
Lo que ocurre cuando tus emociones se
descontrolan.
No puedes evitar sentir emociones. Las
emociones están ahí porque tienen una función evolutiva, un sentido biológico
de supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran sentido miedo delante de
una manada de leones u otros felinos, probablemente el ser humano no hubiera llegado hasta hoy
en día.
La amígdala es la parte de tu cerebro
encargada de disparar las emociones, como si fuera una respuesta automática en
forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar
mediante la fuerza de voluntad el origen de tus emociones: significaría anular
esta respuesta para la que estás programado genéticamente.
Este tipo de respuesta emocional es por lo
tanto, necesaria. Sin embargo, en algunas personas no está correctamente
regulada y puede ocurrir que:
- Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real (provocando la ansiedad).
- Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo (como en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda anclado ahí.
Esta es la única forma en que serás capaz
de detener el proceso (o retrasarlo) antes de que sea demasiado tarde. Una vez
las emociones te dominan, eres poco más que una bestia acorralada.
La verdad sobre las emociones negativas.
La teoría más reciente es que existen 4
tipos de emociones básicas que han evolucionado hacia el resto de sentimientos
más complejos. Estas emociones son enfado, miedo, alegría y tristeza.
Existen algunas situaciones a las que
nunca podrás acostumbrarte. Si todo te va mal, difícilmente podrás dejar atrás
la sensación de miedo o ansiedad. Sin embargo, las emociones positivas suelen
desaparecer a lo largo del tiempo. No importa cuanto dinero te toque en la
lotería o cuán enamorado estés: las emociones positivas como el placer siempre
terminan disminuyendo.
De hecho, en un estudio se determinó que
la emoción que dura más es la tristeza. En concreto, dura hasta 4 veces más que
la alegría.
En base a este panorama parece realmente
necesario poder gestionar la intensidad de tus emociones para no sufrir tanto.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué conclusiones obtienes tras la lectura de este texto?.
- Aunque fuese verdad que "no podemos evitar tener unas emociones u otras" ¿qué podemos hacer para tenerlas controladas y que éstas no condicionen nuestra conducta sino que dicha conducta la marquemos nosotros?.
- ¿Qué estrategias te han funcionado bien para mantener control sobre tus emociones y sentimientos?. ¿Qué otras crees que podrías intentar?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para controlar mejor tus emociones o al menos para que ellas no te controlen a ti?.
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