viernes, 1 de agosto de 2014

Seamos honestos

La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se utilizan las ''mentiras piadosas'' para ocultar cualquier cosa que para nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona que mientes haces daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va haciendo más y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien mientes.
La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras actitudes.
Cuando se aparenta lo que no somos (en la edad, trabajo, amistad.) se tiende a aparentar lo que no se es (más joven, inteligente, educados.) Si se descubre la gran mentira que nos han hecho creer se nos viene a la memoria el refrán: ''Dime de qué presumes. y te diré de qué careces'' y entonces se produce una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas de lo que la persona no es en realidad.
También indicar que ''decir'' siempre la verdad con palabras es una parte de la sinceridad, pero también hay que ''actuar'' acorde con la verdad.
Para ser sincero se necesita tener mucho ''tacto'' y esto significa que cuando debemos decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta verdad la incomoda debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya que el primer propósito es ''ayudar'' a esa persona, y esto es necesario para que la persona escuche y vea que lo que se le dice va con buenas intenciones y sin ánimo de ofenderla.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que se tiene de la persona.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque le cueste, sin temor al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir en aumento y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con auténtica plenitud y sinceridad.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • Según el texto, ¿qué actitudes tiene una persona que trata de ser sincera?, ¿para qué nos sirve la sinceridad?.
  • ¿Qué precauciones hemos de tomar para ser siempre sinceros, para poder decir siempre la verdad?. ¿Qué valores ves muy relacionados con la sinceridad y que ayudan a que ésta sea más provechosa para uno mismo y para los demás?.
  • ¿Te gusta que los demás sean sinceros contigo?; ¿en qué circunstancias necesitas más de esa sinceridad y por qué, para qué?.
  • ¿A qué te comprometes hoy de manera que ello te ayude a ser una persona más sincera contigo misma y también para con los demás?.

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