La sinceridad no es algo que debemos esperar de los demás, es un
valor que debemos vivir para tener amigos, para ser dignos de confianza.
Para ser sinceros debemos procurar decir siempre la verdad, esto
parece muy sencillo, pero muchas veces cuesta más de lo que se cree. Se
utilizan las ''mentiras piadosas'' para ocultar cualquier cosa que para
nosotros es una tontería, pero que en realidad a la persona que mientes haces
daño, y esta pequeña mentira que en un principio nos es nada se va haciendo más
y más grande hasta que la verdad se acaba sabiendo y sorprendiendo a quien
mientes.
La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se
demuestra por medio de nuestras actitudes.
Cuando se aparenta lo que no somos (en la edad, trabajo, amistad.)
se tiende a aparentar lo que no se es (más joven, inteligente, educados.) Si se
descubre la gran mentira que nos han hecho creer se nos viene a la memoria el
refrán: ''Dime de qué presumes. y te diré de qué careces'' y entonces se produce
una gran desilusión ya que se pierden las esperanzas de lo que la persona no es
en realidad.
También indicar que ''decir'' siempre la verdad con palabras es una
parte de la sinceridad, pero también hay que ''actuar'' acorde con la verdad.
Para ser sincero se necesita tener mucho ''tacto'' y esto significa
que cuando debemos decirle a una persona la verdad de lo que pensamos y esta
verdad la incomoda debemos utilizar las palabras, las expresiones correctas ya
que el primer propósito es ''ayudar'' a esa persona, y esto es necesario para
que la persona escuche y vea que lo que se le dice va con buenas intenciones y
sin ánimo de ofenderla.
La sinceridad también requiere valor ya que a la hora de decir la
verdad a un amigo o a una amiga por ejemplo, el no decir la verdad no se puede
justificar con no decirlo con el perder una buena amistad o por el concepto que
se tiene de la persona.
La persona sincera siempre dice la verdad, en todo momento, aunque
le cueste, sin temor al qué dirán. Ya que vernos sorprendidos mientras mentimos
es más vergonzoso aún.
Al ser sinceros aseguramos nuestras amistades, somos más honestos
con los demás y a la vez con nosotros mismos, convirtiéndonos en personas
dignas de confianza por la autenticidad que hay en nuestra forma de
comportarnos y nuestras palabras.
A medida que nos vamos haciendo más mayores, la sinceridad debe ir
en aumento y debe convertirse en un elemento básico para vivir nuestra vida con
auténtica plenitud y sinceridad.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- Según el texto, ¿qué actitudes tiene una persona que trata de ser sincera?, ¿para qué nos sirve la sinceridad?.
- ¿Qué precauciones hemos de tomar para ser siempre sinceros, para poder decir siempre la verdad?. ¿Qué valores ves muy relacionados con la sinceridad y que ayudan a que ésta sea más provechosa para uno mismo y para los demás?.
- ¿Te gusta que los demás sean sinceros contigo?; ¿en qué circunstancias necesitas más de esa sinceridad y por qué, para qué?.
- ¿A qué te comprometes hoy de manera que ello te ayude a ser una persona más sincera contigo misma y también para con los demás?.
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