Entre las tumbas
mi alma aun renace
y espera cual farola,
atada con la cadena de sangre
que a mi boca mudez desvarío deja.
Los cuervos que arañan
el empedrado pensamiento
lechuzas y búhos
se esconden en la oscuridad
al verme no poder más.
Y mi alma en un descuido
la daga le clavan
amordazado el dolor
que de mi alma ya en la soledad
mi melancolía se oculta
en la negrura amargura,
y el pensamiento preso
entre la vida y la muerte.
Aturdido el corazón y el alma
que se quedó en el olvidado,
tenues llegan los recuerdos
y este inmenso frío,
el viento en aullido
y el roce de las hojas secas
parecen gaznar el llegar al piso.
En medio de la noche
el ladrido... se escuchas a lo lejos.
La sangre corre
y ya sólo me queda un suspiro
para el recuerdo ulular
de tu nombre amor mío.
Maga TiCio
Maria Gabriel Portilla
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