1.-
Formar, educar es trascender. Es llevar al hijo/a más allá de lo evidente, lo
tangible. Es ampliarle su visión de las realidades y profundizar en ellas hasta
llegarlas a comprender más. El trascender está relacionado con la superación de
un límite, de una barrera. “Cuando enseñamos a un educando un contenido nuevo o
le trasmitimos una nueva habilidad, lo estamos conduciendo hacia un terreno que
aún le es desconocido y, en este sentido, está trascendiendo, se está moviendo
hacia lo que no sabe” (Francesc Torralba).
2.-
Trascender supone abrirse a los demás olvidándose de uno mismo. Saber enseñar a
ser marginal y periférico. Más allá de nosotros están los otros. La unidad de
un equipo vendrá dada cuando seamos capaces de hacer valorar por los demás el
trabajo de cada uno. Saber realzar constantemente el trabajo de cada uno independientemente
de su importancia, hacer que los miembros del equipo que somos la familia valoren las aportaciones
de los otros, valorar más las actitudes: servicio, comprensión, obediencia,
disponibilidad para cumplir encargos, alegría,... más que las aptitudes…
3.-
Trascender tiene un significado de futuro y de superar el presente pero también
implica recordar, mirar atrás y valorar lo que hemos hecho para aprender. El
pasado es fuente de experiencia que no podemos desechar. La trascendencia nos
ayuda a mirar al futuro para no vivir sólo en el presente inmediato, en el
corto plazo, pero al mismo tiempo nos lleva a ser responsables para aprovechar
las consecuencias de nuestras decisiones y actos pasados.
4.-
El materialismo y el consumismo impide ver más allá de los propios deseos e
intereses. Si queremos que nuestros hijos desarrollen una personalidad
equilibrada y madura es necesario que trasciendan los valores materiales.
Enseñarles que las cosas materiales son medios para llegar a un fin, pero no
son el fin. La trascendencia les hará descubrir que más allá de este orden de
cosas hay unas realidades que podemos cultivar. Valores como el escuchar al
amigo que lo necesita, la conversación, la renuncia del tiempo personal, la disculpa, el cumplir el deber de
cada instante, asumir la responsabilidad de dar consejo. Las cosas y objetos
son necesarias para vivir humanamente pero no hacen más humana la sociedad.
5.-
No hay libertad sin autodominio. La satisfacción de los deseos materiales como
fin último hace a la persona más esclava de éstos y le incapacita para una vida
de constante entrega a los demás. La trascendencia no supone negar el cuerpo
sino controlarlo y dominarlo en la dirección correcta. Enseñar a nuestros hijos el control personal que pasará por cumplir sus obligaciones: estudio
puntual, con horario fijo, cumplir con los compromisos en la familia y con los
demás, entreno esforzado e intenso y vivir el descanso y los ratos de ocio en
el momento y el tiempo previsto.
6.-
Trascender supone explorar, cuestionarse, ir al fondo. Nuestros hijos, por
el entorno que les rodea, cultura audiovisual, nuevas tecnologías, avalancha de
reclamos de todo tipo, se quedan fácilmente en la banalidad de las cosas. Hay
que ayudarles a que sepan sustraerse de este mundo para pensar, profundizar,
reflexionar. Como padres educadores nuestro principal medio es la conversación pausada
con ellos. Con la conversación podemos incitarles a dialogar sobre los temas
que realmente les preocupen, pedirles que argumente sus ideas evitando caer en
frases comunes o tópicos, descubrirles nuevos horizontes de vida que nunca se
habían planteado y enseñarles a hacer lo mismo con sus amigos. Nunca una
sociedad había tenido tanta información pero nunca antes se había pensado y
reflexionado menos.
7.-
El excesivo afán de independencia es síntoma de hacer únicamente lo que se
desea sin necesidad de consultarlo con nadie y evitando la posibilidad de ser
corregido. La confianza y la sencillez llevan a ser franco con las ilusiones y
deseos personales y no tiene reparo alguno en hablar de ello. Esta confianza
con la persona que se habla supone una aceptación tácita de la su autoridad con
lo que ello comporta: ser corregido, contrastar las opiniones y aceptarlas en
caso de darse cuenta de que uno no lleva razón y agradecer la ayuda que nos
prestan ya que no siempre es fácil y agradable el corregir y exigir.
8.-
El diálogo es un acto de hospitalidad y de apertura a la otra persona. El
diálogo es una acción de doble dirección. Por un lado nos abrimos hacia la otra
persona y hacemos realidad la vocación social de la persona y por otro nos
ponemos en disposición de aceptar lo que nos digan. Esta doble dirección supone
un enriquecimiento mutuo ya que los que dialogan ponen en común sus
experiencias y formas de ver la vida. Enseñar a dialogar supone poner las bases
para conseguir amistades profundas y duraderas y estar en disposición de ayudar
a muchas personas.
9.-
Educar en la bondad supone educar en la verdad. El ejemplo de una vida radicada
en la bondad es siempre un interrogante para aquellos que la contemplan. Y ese
interrogante lleva a cuestionarse el porque de muchas opciones de vida que uno
ha tomado. Hay que saber hacer atractiva la bondad a nuestros hijos e hijas
y presentarles situaciones en las que puedan ver que es posible vivir la bondad
en el mundo: alegrarse por el bien de los demás, apreciar y honrar a nuestros
amigos aunque opinen totalmente diferente de nosotros respetando su libertad,
mostrarse sencillo y pacificador, perdonando y olvidando y pidiendo perdón,
cultivar la amistad de las personas antipáticas o que nadie quiere estar con
ellas…
10.-
El éxito y el fracaso son circunstancias
puntuales en la vida. La trascendencia de nuestras actuaciones está por encima
del resultado. Cuando sólo se busca el bien de los demás lo que importa es el
esfuerzo y el interés puesto para conseguir el fin buscado. La trascendencia no
supone insensibilidad por el resultado del trabajo hecho pero tampoco buscamos
la recompensa. El bien ajeno está por encima de cualquier cálculo personal.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- De estos 10 elementos que hablan de trascendencia ¿cuál o cuáles te llaman más la atención y por qué?.
- Si tuvieras que ponerle sinónimos o términos relacionados con la "trascendencia" ¿cuáles nombrarías?. ¿A qué nos orienta siempre el sentido de trascendencia?.
- ¿Qué cualidades crees necesarias para saber buscarle a cualquier hecho, actividad o situación de la vida su sentido último, aquél que le dé pleno significado?.
- ¿Qué podrías hacer hoy para hallar sentido de trascendencia a tus acciones d emanera que éstas no sean cosas que hay que hacer sino llenas de total significado cada una de ellas?.
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