A veces porque estamos tristes, otras porque estamos alegres,
y otras veces por nada, sin razón alguna.
Desde que nacemos y a lo largo de toda nuestra vida…. necesitamos
ser abrazados.
Incluso cuando se alcanza la vejez, el deseo de ser abrazado
se mantiene intacto.
Dicen que llorar abrazado a alguien es una buena terapia…
bueno, dicen,… lo digo yo que lo he comprobado en mi propio ser muchísimas veces.
Parece que el bienestar que sentimos cuando somos abrazados tiene
un componente químico, al subir el nivel de oxitocina, que produce el efecto de
hacernos sentir bien y nos ayuda a eliminar tensiones.
Por el contrario, la ausencia de abrazos, también de caricias,
puede producir irritabilidad y tristeza.
Se necesitan 4 abrazos diarios para vivir, 8 para mantenerse y
12 para crecer como persona.
En la vida de
pareja el abrazo es algo consustancial: es expresión de amor al otro, es
donación y aceptación del otro.
¡Un abrazo! para todos los que necesiten
convivir con los demás, para los que
quieran llorar en el hombro de alguien de su confianza, para los que quieran
contar con un amigo, para los que deseen sólo un abrazo en absoluto silencio,… para
él, para ella, para ustedes, para ellos, para ellas… y para los que no desean nada
más que un abrazo.
Angel
Peco Giménez
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué te llama la atención de este texto?. ¿Con qué frase te identificas más o estás más de acuerdo y por qué?.
- ¿Eres una persona dada a los abrazos?. ¿Cuántos abrazos das al día?, ¿cuántos recibes?. ¿Cómo vives esas experiencias?.
- ¿Cuáles son las razones por las cuales tú abrazas?, ¿con qué finalidad?. ¿Te gustaría recibir esas muestras de afecto, por parte de las personas que amas, con más frecuencia?, ¿cómo se lo haces saber?.
- ¿A qué te comprometes hoy para ser más comunicativa a través de los abrazos?, ¿cómo vas a hacer también hoy para decirle a quien tú quieres que deseas su abrazo?.
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