Contrariado por esta situación fue indagando por sus causas y al preguntarle al roble éste le respondió:
- "Me quiero morir porque no puedo ser tan alto como el pino".
Yendo hacia el pino, lo vio caído y éste dijo:
- "Me muero porque no puedo dar uvas como la vid".
La vid se moría porque no podía florecer como la rosa y la rosa lloraba porque no podía ser alta y sólida como el roble.
En medio de tanto abatimiento y caminando lentamente y cabizbajo empezó a escuchar un pequeño cantar alegre y entusiasta; siguiendo su sonido descubrió una pequeña fresa que crecía pequeña y sencilla en un rinconcito del jardín. Llegado allí el rey le preguntó:
- "¿Cómo es que tú creces saludable y feliz en medio de este jardín mustio y sombrío?".
Repuso la fresa:
- "No lo sé. Quizás sea porque siempre supuse que, cuando me trajiste, querrías fresas. Si hubieras querido plantar aquí un geranio o un peral... lo hubieras hecho pero me pusiste a mí. En aquel instante me dije: 'Intentaré ser fresa de la mejor manera que pueda'".
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿De qué les sirvió al roble, el pino o la vid optar por la actitud que adoptaron?. ¿Para qué le sirvió a la fresa la decisión de aceptarse a sí misma tal y como era?, ¿qué efectos produjo en sí misma?.
- ¿Qué opciones tenemos las personas ante las distintas realidades de la vida, ante nosotras mismas?. ¿Está reñido el interés por cambiar o mejorar con la aceptación de nosotras mismas?.
- ¿Qué hay en nosotras que necesita ser aceptado para hallar la alegría de ser nosotras mismas y qué podemos cambiar para estar mejor sin dejar de ser nosotras mismas?. ¿Consideras que puedes dar mejores frutos siendo sencillamente "tú misma"?.
- ¿Cómo puedes, hoy mismo y aquí, responder a la llamada de ser tú misma, ser auténtica y disfrutar de ello?.
te quiero mucho profe
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