Un día fui talla cero,
perdí más que kilos,
perdí lo que tanto anhelaba.
Tenía el pelo más bonito,
pero me olvidé
de peinar mis esperanzas.
Tenía un cutis perfecto,
olvidé alimentar el alma.
Tenía uñas largas...
¡nooo, jamás tuve
uñas largas!;
me tocó limpiar
y trabajar duro desde niña.
Pero en este momento
de mi vida,
todo eso es vanidad.
Prefiero escribir poesía,
trabajar duro y a veces
no me da tiempo
de llegar a la hora marcada,
ni siquiera de pintarme los labios
o limpiar mis zapatos.
A duras penas como
porque tengo tanto que hacer,
jejejeje, pero al final del día
me siento feliz.
Doy un poco de mí
y eso es suficiente.
Me miro y pregunto:
¿qué has logrado
más que los sueños?.
Sí, he logrado
lo que jamás imaginé.
Gracias a todos por apoyarme
y poder sentir que estoy
justo donde Dios ha trazado mi camino,
con las personitas
que nunca me han dejado
y caminan a mi lado...
Gracias por acompañarme
y compartir instantes
que han marcado mi vida.
Con todo eso,
me hacen creer
que lo mejor está por venir.
MGabriel Portilla
Libélula literaria
Tulancingo Hidalgo, México
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