con tanta intensidad
que sentí el abrazo más cálido
que tanto necesito,
hoy quizás no necesitaba pedirlo,
sólo sentirlo.
Ese brillo que hoy
guía mis pasos
y no me deja en oscuridad
es ese amor que existe en mí,
que siempre di sin medir.
Mi luna es la que nos guía
y nos llena de alegría,
miro el cielo y contemplo
la grandeza que Dios nos dio
y a quien estamos bajo este cielo.
Mi brillo: ese amor bonito,
ése que sin pedir,
ése que no necesitas más,
la vida sabe
cuántas veces lloraras
y cuántas ríes
pero cuánto amarás.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México
Libélula literaria
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