“Todo hombre
es mi hermano, ruso, chino, americano”. Así cantaba LA PANDILLA, un grupo
juvenil Pop-Rock de los años 70. En su Artículo Primero, la Declaración de los
Derechos Humanos dice que “todos los seres humanos deben comportarse
fraternalmente los unos con los otros”. Jesús de Nazaret ya había dicho: “Todos
vosotros sois hermanos”. La fraternidad humana se basa en el respeto y en el
amor debido a todo ser humano, por el solo hecho de serlo. Es mucho másque la
igualdad.
REGLA DE ORO.
“No hagas a
otro lo que no quieres para ti”. Y positivamente dice: “Hay que hacer a los
demás cuanto quieres que hagan por ti”. Esta Regla de Oro está inscrita en el
corazón y en la conciencia de cualquier persona.
Se encuentra
en todas las grandes religiones. Es la quintaesencia del derecho natural y el
fundamento para el diálogo y la convivencia en paz.
La conciencia de la fraternidad humana lleva
esta máxima hasta nuestro comportamiento individual y concreto. Se trata de una
Regla exigente para el bien de nuestros hermanos los hombres. Que implica sinceridad
y verdad, para no hacer compatible la “fraternité” con la “guillotina” de la
Revolución Francesa. O la mentira del ateo práctico, que dice amar a Dios, pero
desprecia al hermano.
EDUCAR PARA LA
FRATERNIDAD.
Quien educa a
las nuevas generaciones en la convicción de que cada hombre es nuestro hermano,
está poniendo los cimientos de un mundo mejor y construyendo la paz.
En la familia se vive la fraternidad en toda
su intensidad y trascendencia. El amor entre hermanos hará que madure y crezca
el amor al prójimo y ayudará a ver en todo hombre un hermano. Los mismos
hermanos son los mejores educadores entre ellos. Un hermano, es garantía de
gratuidad. Los hijos deben vivir en su familia esta experiencia de gratuidad
fraterna, para ser personas de buen corazón.
La familia ha de formar a sus hijos en un amor
abierto a los demás y movido por sentimientos de justicia y respeto; de
caridad, compasión y sensibilidad humana.
- ¿Qué ideas de las aquí expuestas son las que más te llaman la atención y por qué?.
- ¿Vives la fraternidad con quienes están contigo?. ¿Qué dificultades hallas en esa vivencia?, ¿qué elementos encuentras a tu favor para lograr vivir esa fraternidad?.
- ¿Qué crees que sería necesario para que tus hijos vivan también esa fraternidad a la que nos invita este artículo?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para crecer tú mismo/a en la fraternidad y puedas educar también a tus hijos en ella?.
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