Doña FRANCISCA fue una mujer muy
trabajadora; ella misma tuvo que salir de la pobreza trabajando duramente, al
punto que amasó una gran fortuna y vivió con toda clase de comodidades. Fue muy
severa con sus trabajadores y les exigía sobre tiempos de trabajo con amenazas
de no despedirlos.
Sabía que sólo podía mantener su
riqueza si cuidaba de cada centavo. Así le podría legar a sus hijos las
comodidades que ella nunca tuvo. Jamás faltó un domingo a la Iglesia, se
consideraba una mujer piadosa pues tenía muchas devociones particulares, pero
poca sensibilidad social. En la canasta de la limosna arrojaba las monedas más
pequeñas que encontraba.
Cuando alguien en la calle le pedía
una moneda ella invariablemente les decía:
_"¡Trabajen, ociosos!".
_"¡Trabajen, ociosos!".
Tachaba también de ociosas a su
círculo de amigas por estar perdiendo el tiempo en asociaciones y obras de
caridad en vez de trabajar. Era pues, conocida como una mujer ávara y mezquina.
Cuando doña FRANCISCA murió, le hicieron un funeral a todo lujo,
como siempre acostumbraba vivir. En el cielo fue recibida por San Pedro, que de
inmediato dio orden a un Ángel para que la llevara a su morada celestial antes
de entrevistarse con Dios Padre.
El Ángel la condujo primero junto a
unas preciosas mansiones de oro y piedras preciosas con bellos jardines entre
calles de oro y cristal. Doña FRANCISCA se preguntaba cuál de ellas sería la
suya. Pasaron otra calle también de bellas casas con finos acabados. Doña
FRANCISCA preguntó al Ángel:
_"¿Y cuál de éstas es mi casa?".
_"¿Y cuál de éstas es mi casa?".
A lo que el Ángel le respondió:
_"Te toca todavía más allá".
_"Te toca todavía más allá".
Doña FRANCISCA reconoció dentro de sí misma que no había
sido la mejor cristiana, y se conformaría con una casa buena y
"digna". Sin embargo, fueron pasando por otras cada vez más sencillas
pero siempre "celestiales". Llegaron a las afueras de la Ciudad
Celestial donde habían casitas populares y apartamentos pequeños construidos en
serie. Para su sorpresa, el Ángel siguió derecho hacia un villorrio en uno de
los cerros circundantes de la Ciudad Celestial y se detuvo frente a una choza
de esteras y latas cuya entrada estaba amarrada con una soga.
_“Ésta es su casa", le dijo el
Ángel.
_"¿Ésta?", dijo Doña
FRANCISCA "¡No es posible!. ¡Debe haber un error!. ¡Yo no podría vivir
aquí!".
_"Lo lamento," respondió el
Ángel, "pero fue todo lo que pudimos hacer con los materiales que usted
misma nos envió durante toda su vida en la Tierra".
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Qué opinas del "premio" que obtuvo Doña FRANCISCA cuando llegó a la Ciudad Celestial?.
- ¿Qué crees que el Ángel le dejó bien claro para justificar que le tocara aquella chabola en vez de lo que ella se esperaba?. ¿Pudo haber obtenido esta persona mejor vivienda tras su vida en la Tierra?, ¿cómo?.
- ¿Somos personas justas para con los demás?, ¿cuál es el tipo de justicia que Dios quiere que practiquemos especialmente?.
- ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy para practicar la justicia verdadera y poder decir que esa justicia merece una gran mansión?.
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