Para ayudar a los niños a ser
coherentes.
Una máxima que los niños deben entender
para ser coherentes es que no se puede hacer lo contrario de lo que se piensa o
se dice. Ser coherente consiste en actuar siguiendo una serie de principios en
los que se basan nuestros valores. La división, la falsedad, la ruptura entre
lo que se piensa, se dice y se hace muestran que falta unidad en la forma de
vida. Todos necesitamos realizar un esfuerzo diario por conseguir la unidad en la
vida, lo que a su vez nos lleva a ser cada vez más coherentes. La unidad en la
vida de una persona comprende tanto a sus pensamientos como a sus obras, y no
entiende de fisuras entre ambas.
Para que la coherencia forme parte de
la vida de los niños y de su personalidad en un futuro, debemos convertir este
reto en un desafío. Entre los consejos para enseñar a los niños a ser
coherentes destacamos:
1. Proporcionar al niño experiencias
vitales que lo pongan en contacto con dimensiones éticas, espirituales,
religiosas o estéticas trascendentes de la vida. Esto se puede hacer mediante
lecturas, o bien por medio del contacto con adultos que las cultivan y
expresan.
2. Dar respuestas veraces. Responder de
manera oportuna las preguntas que formulan los niños respecto a hechos vitales
como el nacimiento, la vejez o la muerte,... sin falsear nunca la realidad.
3. Dar importancia a los valores. Hacer
presente el valor de la vida y la dignidad del ser humano.
4. Cuidar mucho dar buen ejemplo. La
coherencia en la propia actuación es muy importante, pues los niños tienden a
valorarlas como buenas cuando las ven en adultos con los cuales tiene
compromiso afectivo.
5. Crear un ambiente de confianza en la
familia, y no de temor.
6. Cultivar el sentido de justicia y de
responsabilidad y dejar que los niños formen sus criterios. Responder a las
preguntas de los niños con argumentos racionales y no sólo afectivos. Ofrecer
experiencias dentro de la dinámica de la vida familiar donde se expresen los
valores de la justicia, la solidaridad, la verdad y la honestidad.
7. Razonar con los niños la validez de
las normas que les damos y aprovechar su sensibilidad por los grandes
principios morales para ir formando su conciencia.
- ¿Qué reflexión global te haces tras la lectura de este artículo?.
- ¿Qué consecuencias traería o trae la incoherencia entre lo que pensamos, decimos y hacemos?. ¿Está justificado, por lo tanto, que pongamos esfuerzo en lograr la máxima unidad entre estas tres maneras de actuar?.
- ¿Te parecen adecuados los consejos que el artículo nos ofrece?, ¿añadiríamos alguno más, cuál?.
- ¿Qué te propones hacer hoy para llevar a la práctica la coherencia contigo mismo?.
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