Es la única compañía
que seguro encontraremos un día,
ella de sangre fría, ¡muerte!
sé mi amiga.
sin dudarlo, sin pensarlo
la podría seguir;
todo a su tiempo,
sí todo a su tiempo.
Abrazo lo que hoy vida me da
porque mañana, en un tiempo,
segura estoy que me llevará.
Muerte, fiel a ese andar,
recogiendo almas sin parar,
acompañando al espíritu
que hoy no sabrá de abrazar.
Sólo es cuestión de tiempo,
tiempo que para ella es eternidad,
¿será que por eso viste de negro?,
la eterna melancolía, cuántas lágrimas caídas.
¡Muerte! tú que por los siglos
has ido cabalgando
en medio de ríos y mares
por la tierra y el cielo.
Entras y sales a placer... muerte fiel...
¡cuánta tristeza!, tal vez ya ni corazón tengas
porque difícil sería sentir el dolor
por la eternidad, ahí muerte vuelas en agonía.
María Gabriel Portilla
D. R. Hidalgo, México
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