y no de
cariño ni de amor,
sino de
sufrimiento y dolor
por un
silencio sin explicación.
Angustia
siento al pensar
que ya no
estaré a su lado,
para su
sudor poder secar
o con
dulzura abrazarlo.
Siento
nostalgia de sus besos,
de su brazos
y caricias,
de sus
palabras de amor
y de su
mirada, ¡la codicia!.
Quisiera de
rodillas rogarle
pero eso
solo se hace ante Dios
y aunque no
deje de adorarle,
sé, que esto,
es un triste adiós.
No sé si se
llamará orgullo
o su nombre sea dignidad
y aunque mi
corazón sea suyo,
nunca sabrá
mi triste verdad.
(Autora:
Isabel San José)
Isabel San José)
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