Un café,
en qué mal momento se enfrió,
y dejaste que todo fuera desilusión.
Quizás no tendría que haber vivido
toda esta mentira y traición.
Aún añoro ese rico café,
que era endulzado de mentiras,
y negro como los errores
que cometiste conmigo.
Aún sueño en sentarme
y encontrarme bajo la luna
que se viste de anhelo, conmigo.
Siempre guardaré cada lágrima
para florecer en la tormenta,
en el silencio
que cala hasta el alma.
Pero tengo fe y esperanza
de que todo será bonito,
de que el amor sí existe
en algún corazón, en algún alma.
Mientras tanto, cumplamos sueños,
trabajemos metas,
y vivamos cada instante
en ese amor que va creciendo
en el planeta Marte.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México
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