y hoy camino de su mano.
Quizás siempre me ha acompañado,
y la amo por ser mi fiel consejera.
Llegó ese amor de la nada,
con la promesa de no dañarme,
de no mentirme.
Pero la decepción llegó.
Sin embargo,
agradezco el dolor que causó,
pues me hizo fuerte.
Cada lágrima
se convirtió en fuerza
para cumplir mis sueños.
Hoy puedo decir que,
a pesar de la tristeza
y decepción que dejó en mí,
valoro a las personas
que tengo en mi vida.
En mi corazón
siempre habita
ese amor bonito.
Y siempre me encontrarás
donde la felicidad anida,
renaciendo mil veces más.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo México
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