El es de esos hombres
que con el simple abrazo
repara mi alma y
los sueños se hacen realidad.
a creerlo y crearlo,
me enseñó que
no necesito a nadie a mi lado.
Mi Padre,
él es el pequeño mundo
que la vida me dio;
él es tan sólo
un instante del tiempo
que corre a paso veloz.
El, ese pequeño trozo de mi alma,
que llegó para estacionarse en el corazón;
él me llama
“mamá, mi hija”.
Y así vida me ha puesto
como esos especiales hombres
que no necesitan de nombrar,
personitas especiales a través del tiempo.
Mgabriel Portilla MÉXICO
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