¿Se han fijado ustedes en las flores que crecen
silvestres sin fertilizantes artificiales ni demás productos que alteren su
naturalidad?.
Ellas son el culmen de unos tallos cuyas plantas
crecieron allá donde la semilla pudo germinar y desarrollarse. Estas plantas
entrelazaron sus raíces con las de otras que también tuvieron la dicha de
abrirse a la vida y luchar por ella, apoyaron sus tallos unas con otras en días
de tormenta, aguantaron escarchas y nevadas, calores y vientos a veces
insoportables,... hasta que un día surgieron esas flores.
Ellas son un regalo para la vista de cualquier humano
sensible a la belleza en todos sus matices, también un reclamo en el ciclo de
la vida para todos los demás seres vivos, como lo son también sus aromas
imposibles de imitar por la industria del perfume (tan sólo logran parecidos
que sirven, eso sí, a quienes no pudieron acudir a estas fuentes).
¿Se han preguntado ustedes qué pasa con esos colores y
aromas?.
Las flores derrochan belleza, originalidad,
creatividad, generosidad total,... porque se dan pero se dan en LIBERTAD y lo
hacen de tal manera que no piden nada a cambio ni miran a quién se dan, no hay
encorsetamientos para esa libertad. Sencillamente se dan a quienes les quieran
recibir, a quienes les quieran disfrutar. Sólo pierden rápidamente estos dones
cuando son arrancadas por ese absurdo afán de posesión que nos arrebata a
veces.
¿Qué tiene eso que ver con nosotros?.
Nosotros somos muy diferentes a ellas, es obvio. Pero
tenemos "algo" que aprender de ellas -aparte de no agobiarnos por vestirnos de
unos colores u otros (ellas no se agobian nada al respecto). "Algo" o mucho:
generosidad en la libertad y libertad para la generosidad.
Como ellas tenemos la facultad de la libertad para dar
y recibir y poderlo hacer como ellas: sin mirar a quién ni de quién.
Como ellas nos hallamos ante la oportunidad de
entrelazarnos unos con otros y de ser un todo con todo el entorno, incluso con
los más diversos seres.
Como ellas somos frágiles pero en la fragilidad que es
respetada y tenida en cuenta se hace duradera la vida y ésta se vuelve
agradecida.
Como ellas podemos llenar de color, calidez o frescura
y buen aroma todos nuestros ambientes: familiar, laboral o de buena vecindad.
Todo ello gracias a lo que también nos asemeja a ellas:
si somos respetados en nuestra libertad y vivimos entendiendo que el otro
también es libre.
Santi Catalán
PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Y tú?, ¿qué sabes de las flores?, ¿qué has observado en ellas?, ¿qué crees que nos enseñan?.
- ¿Te parece una casualidad que Jesús de Nazaret las pusiera a ellas, a las aves y a los niños como ejemplos a seguir para todas las personas?, ¿por qué y para qué crees que lo hizo?.
- ¿Cómo vivir la libertad personal, nuestra libertad interior, para que ésta se traduzca en libertad y generosidad hacia el otro?.
- ¿A qué compromiso puedes llegar hoy para ser como las flores y vivir esa generosidad desde el respeto a tu libertad y también la libertad del otro?.
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