Si usted me diera la posibilidad
de ver su sonrisa cada día,
de hacer fotografías de su mirada
y el alma me alborotara,
juro que yo por usted moriría.
Si usted me dejara
hacerle el café por las mañanas,
le juro que sus días serían
la más bonita poesía.
Si usted me abrazara,
mi alma se repararía
y mi corazón sería suyo
entre esas horas
donde de usted no sepa nada,
pero de la nada
me dice un te amo.
Si usted me diera
un poco de usted,
mi vida se guardaría
entre el horizonte de mis sueños,
se abrazaría a su cuello
y justo ahí me quedaría
a dormir entre la realidad
y la ilusión de lo eterno.
MGabriel Portilla
Eres mi más bonita poesía
Tulancingo Hidalgo, México
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