Y desperté
de esas fantasías,
de ese sueño,
por fin entendí
que mi forma de amar
es tan diferente.
Dar todo es mucho
para quien no sabe amar
ni lo que quiere.
Y ahora entiendo
que nadie sabe
qué hacer con tanto,
porque nadie
le había dado lo que yo.
A veces
me siento tan cansada
que quisiera volar,
dormir y no sentir nada,
no saber qué es dolor.
No deseo que sientas
lo que siento yo...
y digan que he cambiado...
y ¡cómo no!...
al final sola estoy...
Quizás sobró...
una vez más
me lo hicieron notar…
MGabriel Portilla
MÉXICO
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