Te susurro un te quiero
entre las tinieblas de un abrazo,
cuando sentía miedo,
cuando soñaba con tu amor.
Quizás sólo fuimos
un día en mil años
pero juro que valieron la pena
tantas risas y alegrías.
Te quiero así a voz bajita,
que todos sepan,
pero nadie se imaginó
tan grande el amor.
Eres el silencio
de un amor lleno de ilusión
de mil razones
que nos abrazan la razón.
Te quiero a latidos del corazón
que late en tu nombre
y abrazan la ilusión.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México.
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