Nada más bonito
que despertar con la certeza
de la esperanza puesta en nuestro andar,
todo sucede justo en el momento,
cuando debe ser.
Así que vivamos cada instante,
abracemos a quien
cada día está justo ahí
sin hacer ruido
pero entregando el corazón,
lo real, lo bonito,
eso que se palpa
y se siente al abrazar...
Esa sonrisa
que nos dan al mirar
y otras tras las llamadas
¡de cada día!.
Mil gracias.
MGabriel Portilla
MÉXICO
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