una flor nacía.
Eran sus palabras
las que sanaban su alma.
Ella le contó todas sus penas
y él prometió,
en la medida de lo posible,
no dañarle el corazón
que apenas latía.
Floreció en cada "te amo",
en cada detalle
que ella siempre agradecerá
con todo lo que sabe dar:
la confianza y creer en él,
incluso cuando el mundo
decía que era cruel.
Ella renació,
aunque él no sabe ver
que cada letra de amor
siempre es dueña de su inspiración.
Ella sólo es ella
y aún se siente sola
y un tanto perdida,
pero confía en su amor.
Floreció una y otra vez en sus ojos,
aunque a veces veía
rencor, dolor y decepción.
Ella intenta abrazarlo con amor,
pero aún no entiende
por qué no puede
cambiar mucho de lo que observa.
A veces,
las heridas sangran
y ella las maquilla
con esas frases
que llegan a su alma.
Camina orgullosa de ese amor
que, para algunos
que no conocen la historia,
fue traición.
Floreció y sigue
floreciendo en sus manos;
a veces la marchita
y otras veces la revive.
Ella puso en sus manos
todo lo que es.
No es culpa suya el dolor,
es culpa de ella
por amarle como le ama,
perdiendo su razón.
MGabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo,México
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