miércoles, 27 de marzo de 2019

Su sentencia



Una mañana la vi paseando,
su semblante reflejaba tristeza,
de él (queda) me estuvo hablando,
con mucho amor y franqueza.

Me dijo que para este estado
no encontraba la respuesta,
¿Por qué si se seguían amando
el silencio había sido su sentencia?

Nos despedimos con un abrazo,
ella, era muy alegre y risueña
y verla así, caminar cabizbajo
dejó en mí una amarga huella.

Me suplicó que no le contara
en qué estado se encontraba
ni que llora sin consuelo su alma
cada amanecer en su almohada.

¿Por qué lo pusiste en su camino
si acercarse a él está prohibido?
¿Si no puede mostrarle su cariño,
por qué para amarlo la has elegido?

Isabel San José Mellado
Libro: ISABEL, un canto al amor y al desamor

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