Del cielo cubre cual
techo en estrellas sus
ojos del hambre
del hombre que se hace ingenuo.
Perdido en la sed en
fragancias de manjares
que respira del aire y pasa
por la ventana del comedor
un sorbo del sabor.
En andar por los días
difundida tristeza
sin comer más que silencios
respira aromas de
frutas a la distancia.
Transpira agonía de la gente
que se hace despectiva
ante su dolor con hambre de amor .
D.R.AutorMGabrielPortilla
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