Una palabra dicha a destiempo, fuera de lugar o
dirigida a una persona que no debiera oírla se considera una falta de tacto.
El diccionario define tacto como «habilidad
para hablar u obrar con acierto en asuntos delicados o para tratar con personas
susceptibles sin ofenderlas; delicadeza; diplomacia».
Delicadeza es «atención, ternura y suavidad en el trato con las personas».
Así pues, hablar con tacto y decir lo que conviene
en el momento oportuno no es más que ser sensible a los sentimientos ajenos y
dar un toque personal a nuestras comunicaciones con los demás, es decir,
reconocer lo que puede resultarles ofensivo y evitarlo.
Una palabra irresponsable: Puede encender discordias.
Una palabra cruel: Puede arruinar una vida.
Una palabra de resentimiento: Puede causar odio.
Una palabra brutal: Puede herir o matar.
Una palabra amable: Puede suavizar las cosas.
Una palabra alegre: Puede iluminar el día.
Una palabra oportuna: Puede aliviar la carga.
Una palabra de amor: Puede curar y dar felicidad.
¿Cómo
se aprende a tener más tacto?. Antes que nada, orando.
Ruega a
Dios que te ayude a tener más presentes los sentimientos de los demás y cultiva
el hábito de orar antes de hablar.
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
- ¿Cómo son tus "palabras"?. ¿De qué depende para que sean constructivas o bien sean destructivas?.
- ¿Te consideras una persona "con tacto"?. Si así lo crees ¿en qué notas que lo eres?; si a veces no lo eres ¿qué efectos observas a tu alrededor?.
- ¿Cómo se puede lograr tener "más tacto" al hablar sin dejar de ser sinceros, honestos con uno mismo y con los demás?.
- ¿Qué puedes hacer hoy para rectificar en expresiones que te parecen de falta de tacto?, ¿y para potenciar esa comunicación con "tacto"?.
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