Con lágrimas en los ojos
y el llanto que no podía contener,
escuchaste mis súplicas mil veces,
mi sentir y sabías que me dolía.
Y decidiste coserme,
abrazarme y sanarme lentamente;
tus brazos me abrazaron.
Me empujas a hacer
lo que no me atrevía,
ver en mí lo que nadie veía,
y hoy el abismo
es un simple salto.
Gracias por sentirte
orgulloso de mí,
de mis logros,
de las cosas simples,
de esa manera mía
de transformar la vida.
Yo me siento feliz a tu lado,
plena y con ese sentimiento a flor de piel,
entre mis miedos y la razón,
te amo yo, mi guapo amor.
M. Gabriel Portilla
Tú eres mi más bonita poesía
Tulancingo, Hidalgo, México
No hay comentarios:
Publicar un comentario