Y le compartí mi café,
no sé si era la plática,
si era su forma de hacerme reír,
pero juro que me perdí en sus ojos.
Lo llevo presente
cerquita de mi corazón
y nada como esa forma
de besar mi alma,
de hacerme compañía todo el día.
Hasta en mi café
lo puedo encontrar,
a partir de hoy
se volvió realidad cada añoranza,
cada sueño,
cada pensamiento.
Café.
Sí, un café para dos,
unas enchiladas
para ti y para mí,
y en mi pensamiento te llevo,
y tú ahí sentado enfrente
con esa sonrisa.
MGabriel Portilla
Eres mi más bonita poesía
Tulancingo, Hidalgo, México
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