Y me abrazó tan tiernamente…,
su mirada se posó en mis labios,
pasó su dedo sobre ellos.
Me miró
como quien mira una estrella
y su mirada se iluminó,
era magia -pensé.
No pronunció palabra alguna,
sólo me miraba
y sentí que era un sueño,
un espejismo de mi corazón.
No supe qué decir,
cómo reaccionar
ante tal escena.
Mi corazón latía y él lo notó,
se acercó lentamente
y me abrazó.
Les cuento,
no fue un abrazo cualquiera,
fue de alma a alma
y ahí entendí que
se trata de encontrar la calma
en un ser que entiende tu dolor
y ama con el corazón.
Eres mi más bonita poesía.
Maria Gabriel Portilla
Tulancingo Hidalgo, México
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