No sólo desaparecen
sus ojitos miel,
me encanta esa mueca de atardecer,
esas arrugas que marcan el tiempo
y en el silencio me hace florecer.
Me gusta acariciar
los surcos de su mentón
y de sus manos me adueño yo
porque son suaves
como los besos en la pasión.
Él con una llamada
hace desaparecer todos los miedos
y en él vuelvo a creer,
todo pasa por una razón,
él es mi razón de este amor.
Solo él desvanece las nubes grises
que llegan con la desconfianza,
él sabe de mis añoranzas,
aunque a veces es enojón,
siempre su sonrisa me gusta
cuando me habla de amor.
MGabriel Portilla
Tulancingo, Hidalgo, México
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