En sus ojos pude ver de nuevo
esos colores que hacen
que mi mundo sea mágico,
danzando al ritmo de su voz
y esa canción que nunca olvidé
porque de sus labios parecía misterio.
Puedo ver las estrellas en sus ojos
y titilan al compás
del sonido de sus besos,
y entonces mi alma
se llena de regocijo
por sentir el abrazo
y el latido de su corazón.
Para él soy la mágica poesía
que levita sus sueños,
y es que a pesar de todo,
incluso del tiempo,
sentir sus manos
me lleva a recordar
cada momento.
Esos colores
que se pueden tocar
en cada letra de amor
o quizás en cada susurro
entre las tinieblas
que yacen en el olvido
cuando el pensamiento
recuerda cada momento,
cada instante, cada palabra
y frase hecha poesía.
MGabriel Portilla
MaGa TiCio
Libélula literaria
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