Sí, contigo
Señor en esta Cuaresma en la que estoy.
Y estoy
en ella caminando senderos ya hechos con costumbres de no sé cuándo.
Me
hablaron de que hay ayuno, abstinencia, sacrificio, penitencia, oración,… y no
sé cuántas cosas más que sólo de oirlas ya uno entra en depresión.
- "¿Depresión…
por qué?", dices.
Pues te
diré:
Me
contaron que los antiguos flagelaban el cuerpo como si éste fuese maldito pues
sólo martirizándolo creían acercarse más a ti.
Me
contaron que el ayuno consistía en no tomar absolutamente nada en viernes,…
pero uno se puede atiborrar de todo lo demás en cualquier otro día.
Me
contaron que la abstinencia era además privarse de comer carne en toda la
cuaresma (pero sí se puede comer marisco y otros alimentos mucho más caros y no
más sanos que esa carne).
Me
contaron del sacrificio y de que éste nos asemeja a quien dio su vida por
nosotros, mas… sacrificio sin amor, sin alegría, sacrificio por el sacrificio,... como muchas veces he visto,…
¿servirá para algo?.
Me
contaron de la penitencia… ¿penitencia?, ¿qué será eso?; me contaron que era
como algo que tienes que hacer por haber hecho algo malo.
Me
contaron que tenía que orar,… pero si orar es “hablar con Dios”… ¿no puedo
hablar con Él siempre que Él me llame a esa conversación?, ¿es que durante el
resto del año eso no es tan importante?.
Me
contaron, me contaron,…
Y yo
asentí, a todo dije “amén” sin titubear, sin preguntar, sin saber el sentido de
nada. Así que mi depresión no fue cosa sólo de quien me comunicó las cosas tal
como lo hizo, fue también por mi pasividad, por mi falta de fe auténtica, por
mi ausencia de compromiso conmigo mismo.
- "¿Y…?". Me
sigues cuestionando.
¿Qué
pienso ahora, quieres decir?.
Que hay
que ayunar, pero de insultos, de burlas, de malas caras, de rencores, mentiras, privilegios, estafas, corrupción e hipocresías.
Que hay
que abstenerse de toda violencia, de todo abuso, de toda injusticia, avaricia, servilismo, opresión, explotación, maltrato y
egoísmo.
Que el
sacrificio no se busca sino que es la consecuencia lógica de anteponer el bien
común al individual, del amor al odio, de la paz a la guerra.
Que la
penitencia no es un castigo sino hacer nuevas todas las cosas, restaurar lo destruido,
reparar todo daño.
Que la
oración no es una obligación sino un medio privilegiado para descubrir que Él
camina conmigo a ratos,… que en otros estoy completamente en sus brazos y… que con
Él todo lo puedo.
Así que…
¡viva la Cuaresma! en la que ya no estoy sino la que estoy llamado a VIVIR.
Santi Catalán
- ¿Qué entiendes que este diálogo nos enseña acerca de la CUARESMA?.
- ¿Por qué crees que quien mantiene este diálogo con el Señor acaba concluyendo en alabanzas a la Cuaresma?, ¿por qué la ve con alegría?.
- ¿Cómo crees que debieras vivir esta cuaresma?.
- ¿A qué te vas a comprometer hoy para vivirla conforme crees que sería más auténtica?.
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