Sólo buscaba tu abrazo
y me abrazó tu alma,
desnuda, descalza,
llegué a ti sin calma.
Pero tu alma
me vistió
con un abrazo,
me llevó
a caminar
de tu mano.
Y aún en el silencio
estás presente porque te
llevo
en el pensamiento, aún ausente
estás en mi mente.
Día a día me abrazas el alma,
te extraño, te
extraño aquí
junto a mí, pero ¿qué sería de mí
sin ti?.
Sin el sonido de tu voz,
sin el
eco del latido del corazón,
sin tu risa que llena la ilusión;
amor mío, dime
cuánto me amas hoy.
Gracias por regalarme tus días...
Mgabriel Portilla México