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lunes, 18 de febrero de 2019

Un amor


El sólo quería el amor
de una luna sin menguar
transformando la tristeza
en felicidad.

El le regalaba días
de lluvia, para difuminar
el llanto raudal del corazón
marchito.

Entre sueños, ilusiones
vacías que el tiempo
se llevó, él sólo con sonreír
era feliz.

A su lado camina
sin tocarle, sin acariciar,
mientras ella de agonía
duerme entre los brazos
de una soledad.

Al despertar él le abraza
el alma y besa sus sueños
pequeños que crecen
al par de la realidad.

Un amor de ésos
que si de infinitos
se comparan y mueren
para renacer y al menos
en instantes sean de felicidad.

Gracias dan por cruzarse,
porque llegan cuando más
necesita el alma el abrazo,
se van prometiendo regresar.

María Gabriel Portilla México

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