Y me dijo:
- “Mi niña”.
Y mi mundo cambió en un segundo,
mi corazón renació
y mi alma se alegró.
Me dijo:
- “Te quiero mucho más que tú”.
Y mis ojos se ilusionaron,
se llenaron de amaneceres
y entendí
que lo más bonito está por venir.
MGabriel Portilla.
Tulancingo Hidalgo México
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