Y entonces me sentí tan imperfecta
que sólo una persona me abrazó,
mirando a los ojos
frente a mi espejo dije:
“¡Lo logré!”.
No voy a negarlo:
lloré mares,
sané en mi soledad
y sé que lloraré
mil kilos de sal;
pero valió todo la pena
para que vean
lo imperfecta que soy,
que cometo errores,
que enfado,
que entre el enojo ofendo
pero también me disculpo
y acepto mis errores
y ahora a ver quién se queda…
quién se va…
MGabriel Portilla
MÉXICO
No hay comentarios:
Publicar un comentario