Una rosa

Quisiera poder tener esa rosa eterna,
que su aroma se impregne
en mi alma y en mi ser.

Quiero que me abrace
con sus cálidas hojas,
que en mi desvalido llanto
riege el ser y me haga florecer.

Que ella sea siempre hermosa,
en mi jardín siempre esté
y que en mi memoria guarde,
que siempre me dé la mano en la epifanía
y esperanza a mis días.

Que cada noche sea mi estrella
y al amanecer sea otra vez rosa;
así te veo madre mía,
que nunca me faltes.

Que tu vida me regalaste
y a mí con amor me cuidaste,
de tu seno me alimentaste
y en tu vientre me llevaste.

Hoy en este día especial
celebro tu vida madre mía.

MGabriel Portilla
MÉXICO