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jueves, 18 de agosto de 2016

Tres fábulas para la prudencia

La zorra y el cuervo gritón.
Un cuervo robó a unos pastores un pedazo de carne y se retiró a un árbol.
Lo vio una zorra, y deseando apoderarse de aquella carne empezó a halagar al cuervo, elogiando sus elegantes proporciones y su gran belleza, agregando además que no había encontrado a nadie mejor dotado que él para ser el rey de las aves, pero que lo afectaba el hecho de que no tuviera voz.
El cuervo, para demostrarle a la zorra que no le faltaba la voz, soltó la carne para lanzar con orgullo fuertes gritos.
La zorra, sin perder tiempo, rápidamente cogió la carne y le dijo:
Amigo cuervo, si además de vanidad tuvieras entendimiento, nada más te faltaría realmente para ser el rey de las aves.
"Cuando te adulen, es cuando con más razón debes cuidar de tus bienes".

La zorra y el anciano león.
Un anciano león, incapaz ya de obtener por su propia fuerza la comida, decidió hacerlo usando la astucia. Para ello se dirigió a una cueva y se tendió en el suelo, gimiendo y fingiendo que estaba enfermo. De este modo, cuando los otros animales pasaban para visitarle, los atrapaba inmediatamente para su comida.
Habían llegado y perecido ya bastantes animales cuando la zorra, adivinando cuál era su ardid, se presentó también, y deteniéndose a prudente distancia de la caverna, preguntó al león cómo le iba con su salud.
Mal -contestó el león, invitándole amablemente a entrar-.
Claro que hubiera entrado -le dijo la zorra- si no viera que todas las huellas entran, pero no hay ninguna que llegara a salir.
"Siempre advierte a tiempo los indicios del peligro, y así evitarás que te dañe".

La viuda y su oveja.
Una pobre viuda tenía una única oveja. Al tiempo de la trasquila, y deseando tomar su lana en forma económica, la trasquiló ella misma, pero usaba la herramienta en tan mala forma que junto con la lana le cortaba también la carne. La oveja acongojada y con dolor, le dijo:
¿Por qué me maltratas así, ama?. ¿En qué te puede beneficiar el agregar mi sangre a la lana?. Si quieres mi carne, llama al carnicero quien me matará al instante sin sufrimiento, pero si lo que deseas es mi lana, ahí está el esquilador, quien me esquilará sin herirme.
"Antes de ejercer una actividad, prepárate y entrénate adecuadamente para ejecutarla bien".

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué conclusiones obtienes de cada una de las tres fábulas?. ¿Qué otras son comunes a las tres?.
  • ¿Qué piensas de la "frase" que hay al final de cada una de las tres fábulas?, ¿qué añadirías tú al respecto?.
  • ¿Cómo desarrollar la prudencia para que ésta no se convierta en sumisión al miedo o en falta de iniciativa?.
  • ¿A qué te vas a comprometer hoy para hacer crecer en ti el valor de la prudencia?.

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