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viernes, 25 de marzo de 2016

Historia de una estufa

Estábamos pasando unos días dando una vuelta por mi tierra natal, con calma, tratando de disfrutar no sólo de su paisaje actual y de su aire siempre limpio.
La última noche que pasamos en aquella tienda de campaña significó la despedida de aquella experiencia. Desayunamos, recogimos la tienda, hicimos limpieza del entorno (que no quedase ni rastro de nuestra visita),... y en esto hallamos en medio de unos matorrales una estufa de leña, de ésas que sirven también para cocinar.
Obviamente, no tenía ni el tubo que conduce los humos fuera de la casa ni tampoco la tapa metálica de su boca por donde se echa la madera para quemar. Además de ello estaba aboñada en uno de sus costados pero no de forma grave. Sus tres patas, además, estaban en perfecto estado y una rejilla con barrotes verticales la hacían realmente bonita. No lo pensamos dos veces: la recogimos también no para botarla a la basura sino para llevárnosla a casa.
Cuando llegamos, botamos la bolsa de la basura a su contenedor correspondiente y sacamos la estufa del maletero ante la asombrada mirada de algunas personas que allí estaban.
- "¿Y eso?, ¿es una estufa?. ¡Madre mía!, está superoxidada, aboñada,... ¡es un trasto!, ¿para qué os habeis traído eso?", nos decían.
- "Bueno, alguna utilidad le daremos, igual que hicimos con la "paella" de cactus. (Habíamos hallado un paellero oxidado también hacía unos meses, nos lo llevamos a casa, lo limpiamos, le añadimos tierra y piedras, simulamos dentro como un conjunto de bancales en miniatura y plantamos en cada bancal un cáctus de pequeño tamaño y quedó precioso, una auténtica ciligrana).
Y dicho y hecho: cogimos la estufa, la limpiamos bien, la lijamos hasta dejarla casi reluciente, le aplicamos minio y después la pintamos con tonos verdes.
Una vez seca la pintura le pusimos trozos de madera de ramas secas en su fondo, luego hojarasca y fosca, después capas de tierra, piedrillas y materia orgánica y otra vez tierra en su parte más alta y a continuación hincamos una rama seca de un árbol que hallamos también en el monte. En la tierra plantamos varios brotes de poto y... a darle el riego que necesitara.
De aquella estufa botada en el monte, aboñada, oxidada,... de aquella rama de árbol caída en el suelo,... salió un macetero impresionante que resultó ser la admiración de todos, especialmente cuando el poto arrancó con fuerza y envolvió de belleza y vida aquella rama que aparentemente sólo era una rama seca.
Santi Catalán
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Era realmente aquella estufa un "trasto inservible"?. ¿Por qué para unos sí lo era y para otros no?.
  • ¿Qué hizo falta para que lo que aparentemente no servía para nada después se convirtiera en una maravilla, no sólo por su decoración sino por su nueva utilidad?.
  • ¿Qué hacer con  aquellas cosas y situaciones que aparentemente no muestran ninguna utilidad?. ¿Qué podemos poner de nuestra parte para que sí sirvan para algo?.
  • ¿Cuál va a ser tu compromiso de hoy de manera que puedas transformar cualquier experiencia en algo positivo, constructivo para ti y tu entorno?.

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