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lunes, 28 de diciembre de 2015

Alcanzaré lo que yo quiera alcanzar

Nunca me pirré por los estudios, más bien huía de ellos como de la peste. Si en clase prestaba especial atención a algo era a aquellos baremos que algunos maestros nos solían decir:
- "Si quieren sacar 10 o un 9 lo que han de entregarme es... y lo que tendrán que sacar en los exámenes... y lo que deberán hacer constar en sus cuadernos... Si quieren sacar 8 o un 7.... Si quieren sacar 6... Si quieren sacar un 5 rascado.... Y los demás ya saben que van a suspender".
Era larga la retahíla pero mi mente retenía MUY BIEN lo que decía en relación con el "5" (a eso hoy día le llaman "rúbricas": baremos que se utilizan para justificar una supuesta nota objetiva y se creen muy modernos cuando hace medio siglo ya estaba en funcionamiento pero con un nombre real, no quitándoselo a lo que siempre ha sido una "firma").
Así anduve durante toda la Enseñanza Primaria (hasta 8º, entonces esta enseñanza duraba hasta los 14 años). Mi objetivo era -además de ayudar a mis padres en los trabajos de la huerta y el cuidado de los animales domésticos- disfrutar de la vida, de mis amigos, de salir a la calle, explorar el río, las capotas de los árboles y las profundidades de la tierra -cualquier pequeña cueva u oscuridad que se asomara al exterior era objeto inmediato de investigación. Todo lo demás me parecía una absurda pérdida de tiempo.
Obviamente, cuando quise ponerme a estudiar en serio... había infinidad de cosas que no sabía o en las que no estaba entrenado (en otras era al revés, pero en lo académico...). Así que los suspensos me caían a pares cuando no a cuartetos y a duras penas logré llegar hasta 6º de bachillerato logrando al menos no suspender ya ninguna y obteniendo algún notable, ningún sobresaliente, unos cuantos bienes y el resto suficientes.
Acabando 6º de bachiller vino al colegio un psicólogo que nos pasó a todos unos "tests psicotécnicos" con la finalidad de ayudarnos a orientar nuestro futuro estudiantil y profesional.
Los míos resultaron ser bastante catastróficos porque cuando por fin me tocó pasar a entrevista me dijo:
- "No entiendo cómo has llegado hasta 6º de bachiller con tu coeficiente intelectual, puede que haya sido suerte o porque hayas practicado mucho lo de copiar exámenes de tus compañeros" (suerte... puede ser, pero eso de copiar... jamás lo hice). Repuse:
- "¿Por qué lo dice?. ¿tan mal me salieron las pruebas?".
- "¿Las hiciste a conciencia o respondiste al tun-tun?".
- "Las hice a conciencia".
- "Entonces la cosa es aún más preocupante. Y como he de ser sincero contigo, como con todos, te voy a ser muy claro y directo: Como mucho acabarás 6º de bachiller con un aprobado Suficiente como nota media pero COU sería un fracaso con toda seguridad y eso que dices que 'quieres ser Maestro de escuela'... eso quítatelo de la cabeza, te lo digo muy en serio. Busca otras salidas, algo que te lleve a prepararte para un trabajo manual y luego ejercerlo como peón. Lo demás es engañarte a ti mismo, perder el tiempo y dinero".
Me quedé de piedra, sin saber ni qué decir o contestar. El psicólogo captó perfectamente mi estado de shock y añadió:
- "Sé que es duro para ti escuchar esto pero es lo que debo decirte. No tienes capacidad para los estudios, no te empeñes más".
Ante estas palabras algo se me revolvió en mi interior y dije en mis pensamientos: "¿Qué sabrá usted de lo que yo soy capaz?, ¿lo van a definir sus tests psicotécnicos, unos exámenes o las notas que he sacado hasta ahora?. Yo alcanzaré lo que yo quiera alcanzar y seré lo que yo quiera ser. Nada ni nadie puede ni adivinar siquiera cual es mi capacidad".
Aprobé 6º y con algo más que un Suficiente. Mis notas hasta terminar Magisterio fueron creciendo hasta alcanzar el Notable como nota promedio; inicié la Universidad y seguí en esa línea, hice el "Curso Puente" y lo aprobé con buena nota pero no la continué porque me faltaron medios para pagar mis estudios y yo mismo me convencí de que "no podría trabajar y estudiar al mismo tiempo" (en realidad... fue que al ver cumplido ya mi objetivo de "ser Maestro de escuela" ya no tenía la misma motivación para seguir estudiando, si no... hubiera hecho lo que hiciera falta también).
Santi Catalán
CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué relación se observa en esta crónica de la vida real entre "la motivación o intereses" con "los resultados" académicos o de otra índole?.
  • ¿Qué hubiera sucedido si este Santi Catalán se hubiera amilanado ante las doctas afirmaciones obtenidas a partir de pruebas "objetivas" por otros determinadas?. ¿Qué fue lo que a Santi le sirvió para ser capaz de superar incluso esa contundente evaluación externa?.
  • ¿Qué nos enseña esta historia?, ¿qué otras historias podrías contar pensando en tu propia experiencia?.
  • ¿A qué te vas a comprometer hoy para acrecentar la confianza en ti mismo/a y menos en lo que te digan los demás, por más papeles y pruebas o materiales que te puedan enseñar y que se dicen "objetivos"?.

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