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jueves, 17 de septiembre de 2015

El muro y la araña

Dicen que una vez un hombre era perseguido por varios malhechores que querían atracarlo. El hombre entró en una cueva. Los malhechores empezaron a buscarlo por las cuevas anteriores a la que él se encontraba.
Con tal desesperación elevó una plegaria al Creador:
- "Dios Todopoderoso, haz que tus ángeles bajen y tapen la entrada, para que no entren a matarme".
En ese momento escuchó a los hombres acercarse a la cueva en la que él se encontraba, y vio que apareció una arañita. La arañita empezó a tejer una telaraña en la entrada. El hombre volvió a elevar otra plegaria, esta vez más angustiado:
- "Señor te pedí ángeles, no una araña."
Y continuó:
- "Señor por favor, con tu mano poderosa coloca un muro fuerte en la entrada para que los hombres no puedan entrar a matarme". Abrió los ojos esperando ver el muro tapando la entrada, y observó a la arañita tejiendo la telaraña.
Estaban ya los malhechores entrando en la cueva anterior y el hombre se quedó esperando su muerte. Cuando los malhechores estuvieron frente a la cueva, ya la arañita había tapado toda la entrada.
Entonces se escuchó esta conversación:
- "Entremos en esta cueva".
- "No. No hace falta. ¡Mira, hay una telaraña!. Es imposible que haya podido entrar en esta cueva porque si lo hubiera hecho hubiera roto la telaraña. Sigamos buscando en las otras".
Pedimos cosas que desde nuestra perspectiva humana son lo que necesitamos, pero Dios nos da aquellas pequeñas cosas que se pueden volver grandes. A veces pedimos muros para estar seguros, pero Dios en cambio nos pide confianza en Él, para dejar que se manifieste su manera de dar solución a nuestras angustias y haga que algo como una telaraña nos dé la misma protección que una muralla. Si has pedido un muro y no ves más que una telaraña, recuerda que Dios sabe lo que realmente necesitamos. Confía en Él y Él actuará.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Qué hubiera sucedido si los perseguidores hubiera hallado el muro de piedras a la entrada de la cueva?.
  • ¿Qué diferencias hallas entre la lógica del hombre perseguido y la de Dios que escuchó su plegaria?. ¿En qué basaba cada cual la seguridad que el hombre perseguido necesitaba?.
  • ¿Obtenemos lo que Dios nos da tal cual se lo pedimos o más bien obtenemos eso pero d emanera bastante diferente a como nos lo imaginamos?. ¿Qué nos enseña esto?.
  • ¿Qué podemos hacer hoy para acrecentar nuestra confianza en Dios y en su sabiduría para dar respuesta a aquello que le pedimos?.

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