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sábado, 8 de agosto de 2015

El aprendizaje del perdón

De cara al futuro, saber pedir perdón y perdonar se convertirá en una clave importante para liberarse, un ejercicio que les dará dará paz y tranquilidad a nuestros hijos. Esta actitud les será de mucha utilidad en otras relaciones que tendrán que vivir de adultos. No olvidemos que el perdón es una expresión de amor: se perdona a alguien porque se le quiere, y se le pide perdón por el mismo motivo. Enseñar a los niños a pedir perdón es educar su corazón.

Cómo ayudar a los niños a pedir perdón.
-  Explícale con claridad lo que ha hecho mal y porqué está mal.
-  Háblales de sentimientos para ayudarle a comprender a entender el malestar causado, preguntándole cómo se sentiría él si le hiciesen lo mismo.
-  Enséñale formas de pedir disculpas: que dé la mano o un abrazo, un beso, o simplemente que diga que no era su intención hacer las cosas mal.
-  Dale un empujoncito si le cuesta: "yo le digo que lo sientes mucho y tú le das un abrazo"
-  Elógiale cuando haya pedido perdón y hacer énfasis en lo bien que se siente uno después

Enseña empatía, cómo ponerse en el lugar de los demás.
Antes de enseñarle a disculparse por sus faltas, el niño tiene que entender que ha cometido un error y cuáles han sido las consecuencias. Los límites deben quedar claros cuando el niño tiene 2-3 años y debe saber que si pasa esos límites, se está portando mal y nos dará un disgusto, por lo que nos enfadaremos y probablemente se lleve un arresto. Es necesario que el pequeño sepa por qué es importante pedir perdón. Todavía no sabe ponerse en la piel del otro, por eso debemos enseñarle nosotros, por ejemplo, lo mal que lo pasa su hermanito pequeño cuando le pega: "Mira cómo llora tu hermano, ¿te gustaría que te hiciesen a ti lo mismo?".

Ideas para ser un ejemplo para los niños y enseñar a pedir perdón
1. Cuando nuestro hijo obre mal, juzguemos el hecho, no su persona.
2. Muchos niños usan el "lo siento" para librarse de un castigo. Enséñale que pedir perdón no sirve de nada si luego se va a volver a actuar mal.
3. Es importante que aprenda a pedir perdón en su justa medida: que no se escabulla con un "yo no he sido" o "yo no tengo la culpa" si realmente la tiene, y enseñale a asumir las consecuencias.
4. Seamos un ejemplo para el niño: que nos vea disculparnos con naturalidad.

Perdonar es reparar el daño cometido.
No sólo hay que reprenderle cuando actúa mal; lo más importante es que le ofrezcas la oportunidad de restablecer ese daño cometido, y que vaya viendo que sus actos tienen consecuencias y por lo tanto, se responsabilice de ellos.
Sin duda, nuestro hijo aprenderá muy bien el poder reconfortante del perdón si nos ve ejercerlo en casa. A los niños les duele especialmente el rechazo de los demás y, a estas edades, mucho más si ese rechazo proviene de nosotros, sus padres.
Si somos capaces de pedirle perdón cuando le riñamos sin motivo o cuando nos equivoquemos al echarle la culpa de algo, nuestro ejemplo le servirá para reforzar positivamente esta tendencia natural a la reconciliación.

CUESTIONES PARA LA REFLEXIÓN Y EL DIÁLOGO:
  • ¿Te cuesta pedir perdón?,... ¿te cuesta perdonar?. ¿Cuáles pueden ser las causas que te dificultan una cosa o la otra?.
  • ¿Qué ideas de las aquí expresadas te las podrías aplicar a ti mismo/a para aprender a pedir perdón?. ¿Qué otras añadirías?.
  • ¿Les cuesta a tus hijos reconocer sus errores y/o daños provocados a otras personas y pedir perdón por ello?, ¿cuáles crees que pueden ser las causas?.
  • ¿Cuál puede ser tu compromiso de hoy para educar más eficientemente a tus hijos en el sano y liberador ejercicio de reconocer cualquier daño y pedir perdón por ello?.

2 comentarios:

  1. Bueno,pues precísamente esta mañana he estado viendo y escuchando el primer vídeo sobre Competencia Social de Manuel Segura Morales,ese viejo profesor granadino de 87 años y que ha vivido veintitantos en Tenerife.El ha dicho que la virtud más importante es la de saber PERDONAR y ha puesto algunos ejemplos escalofriantes.Desde luego que me ha supuesto una "gozada" escucharle...y ahora ,Santi,tú me sales con el mismo tema.Gracias porque así iremos aprendiendo una asignatura que tenemos pendiente tantísima gente.

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  2. Tantísima gente, es verdad Juan, todos necesitamos asimilar y vivir el valor del perdón (tanto para darlo como para pedirlo). Hace unos años había una corriente filosófica que trataba de reprimir constantemente la actitud de reconocer errores y pedir perdón por ellos (aseguraban que eso iba contra la autoestima) y en cinsecuencia... si no s epide perdón tampoco hay que darlo (decçían que eso era signo de complejo de superioridad). Pues... ¡nada más lejos d ela realidad!: el PERDÓN cuando es de ocrazón es liberador tanto para el que lo solicita como para el que lo entrega. La cuestión está en otro valor: la HUMILDAD para saber reconocer las cosas TAL COMO SON. Y eso... eso no es fácil.
    Gracias por tu comentario Juan, celebro que hayas tenido la dicha de conocer en persona a Manuel Segura (yo también he tenido esa suerte).

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